Protección frente al golpe de calor

Introducción

Con la llegada del verano (e incluso antes), han subido las temperaturas y estar al aire libre se vuelve todo un reto, sobre todo a determinadas horas del día, en las que la exposición al sol es especialmente peligrosa debido a los rayos UV. Si no trabajas en sectores como la construcción, probablemente podrás resguardarte en un lugar fresco y esperar a una hora más prudencial para exponerte al sol, pero… ¿y si trabajas en la construcción, agricultura o sectores similares en los que debes permanecer al aire libre durante el desarrollo de tus tareas?

            En este caso, se vuelve arriesgado permanecer expuesto durante un tiempo prolongado a los rayos UV, ya que los daños que puede causar son de diversa consideración, y especialmente más en aquellas personas de mayor edad o con patologías previas, por lo que es imprescindible incorporar una serie de medidas preventivas para aquellos trabajadores que desempeñan su jornada laboral a la intemperie en los meses de elevadas temperaturas, cuyo riesgo de subir un golpe de calor, entre otros, es mayor.

            En el siguiente artículo pretendemos poner de manifiesto el riesgo de los trabajadores frente a un golpe de calor, especialmente en los meses de verano, establecer una serie de medidas preventivas que contribuyan a disminuir el riesgo todo lo posible de sufrir un golpe de calor.

¿Qué es un golpe de calor y cómo se manifiesta?

Se denomina golpe de calor al trastorno ocasionado en una persona cuando su temperatura corporal alcanza los 40ºC o más, afectando a diversos órganos como los riñones, el cerebro, los músculos y/o el corazón. Cuando una persona se encuentra afectada por un golpe de calor, la atención sanitaria ha de ser inmediata, ya que cuanto más se prolongue la elevada temperatura en su cuerpo, más graves serán las afecciones producidas, llegando incluso a producirse la muerte en los casos más graves.

Un golpe de calor puede producirse por dos causas principalmente, según la actividad que haya estado realizando la persona en los momentos previos al golpe de calor. Estas dos causas pueden ser:

  • Por exposición a un ambiente caluroso durante un tiempo prolongado, alcanzando el cuerpo temperaturas de hasta 40ºC (104ºF), ya que aumenta la temperatura central corporal.
  • Por realizar esfuerzos físicos durante una exposición prolongada al sol, sobre todo en aquellas personas que no están acostumbradas a exponerse a altas temperaturas.

Los síntomas de un golpe de calor son de diversa gravedad, y están influenciados por factores como la edad, la actividad realizada, el tiempo de exposición, la existencia de patologías previas, determinada medicación, la ingesta de bebidas alcohólicas, etc. En cualquier caso, al detectar que se puede estar produciendo un golpe de calor conviene solicitar lo antes posible ayuda médica, ya que podría agravarse y derivar en la muerte de la persona afectada. Algunos de los síntomas son:

  • Sed intensa y sequedad en la boca
  • Temperatura mayor a 39º C (medida en la axila)
  • Sudoración excesiva
  • Sensación de calor sofocante
  • Piel seca
  • Agotamiento, cansancio o debilidad
  • Mareos o desmayo
  • Vértigo
  • Calambres musculares
  • Agitación
  • Dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos
  • Dolores de cabeza (sensación de latido u opresión)
  • Estado de confusión, desorientación, delirio o incluso coma o convulsiones.

Medidas de protección

En la época estival, es de suma importancia prevenir la exposición prolongada al sol, especialmente en las horas centrales del día, sobre todo cuando se realizan actividades laborales que conllevan un esfuerzo físico o realizadas al aire libre. Entre las medidas de protección frente al golpe de calor que los trabajadores deben adoptar se encuentran:

  • Evitar las horas centrales (12 y 17h del día) para la exposición al sol.
  • Informar y formar a los trabajadores de los posibles riesgos.
  • Aclimatar en la medida de lo posible la temperatura en interiores.
  • Ingerir regularmente agua y bebidas isotónicas.
  • Utilizar protectores solares cuando haya una exposición al sol.
  • Usar gorros, sombreros o casos, según cual sea el trabajo para desempeñar.
  • Evitar las comidas pesadas y copiosas.

En definitiva, es imprescindible implementar medidas preventivas a fin de evitar sufrir un daño producido por las altas temperaturas de la época estival.

Fuentes y enlaces de interés:

Autora:
Marta Carmona Martín – Técnico PRL en Metadata SL

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