El trabajador autónomo o freelance de la era digital es una de las figuras que han surgido como consecuencia del avance y la evolución de los nuevos tipos de relaciones laborales en las que el trabajador no tiene una relación contractual laboral tradicional, sino más bien una relación “mercantil” con una empresa o particular a la que le realiza trabajos de una forma autónoma.
Una de las principales características de este colectivo es el propio manejo y uso que hace de su tiempo. Una organización productiva, la del trabajador freelance o autónomo digital, desarrollada en un entorno de flexibilidad, celeridad y una desvirtuación de los tiempos de trabajo y ocio. Todo lo anterior, aunque siempre dado bajo el elemento de la independencia, condicionado en cierto modo por las demandas del cliente.
Desde la óptica de la prevención de riesgos laborales, podemos asumir que el riesgo se traslada claramente hacia ellos. Por eso en este artículo se propone la necesidad de evaluar la posible relación entre una inadecuada gestión del tiempo y factores de origen psicosocial y se mencionan un conjunto de medidas preventivas capaces de eliminar o reducir los riesgos asociados a una mala autogestión del tiempo en el trabajo.
La figura del freelance, nómada o autónomo digital
Actualmente, el freelance o autónomo digital también es conocido como trabajador nómada al relacionarse su forma de trabajo con el uso de las TIC, la flexibilidad en la organización del tiempo de trabajo y, principalmente, la movilidad física.
Hablamos de autónomos que trabajan por cuenta propia con terceros, gestionando ellos mismos su trabajo y sus propios recursos (tiempo, ordenador, conexión a internet, etc.). No poseen trabajadores a su cargo ni realizan intercambios de productos físicos y/o servicios que, obligatoriamente, implican la necesidad de presencialidad entre profesional, entorno y cliente.
Lo cierto es que no resulta fácil determinar cuál es el número exacto de freelances puramente dichos. No obstante, en España, si atendemos al número de afiliados en el RETA en diciembre de 2018, la cifra fue de 3,2 millones, de los cuales 1,5 millones eran autónomos que realizaban personalmente su actividad sin trabajadores a su cargo, lo cual nos acerca algo más a la nueva tendencia del trabajo freelance y por proyectos.
El perfil del freelance digital español es definido por una edad media de 38 años donde el 43% del total está formado por mujeres, cuyas profesiones corresponden en su mayoría a las de diseño y fotografía, redacción de contenidos y redes sociales, desarrollo web, business y estrategia y marketing digital, entre otras (MALT, 2019).
Su experiencia es relativamente corta, al igual que la tendencia hacia esta forma de autoempleo. Entre sus condiciones laborales destacan la libre elección del lugar de trabajo, la flexibilidad en la organización del tiempo de trabajo y la autodeterminación de la cantidad e intensidad del trabajo.
Si bien es sabido por todos que flexibilidad, en muchas ocasiones, es sinónimo de elecciones desacertadas y, en lo que respecta a la movilidad en el trabajo, esta lleva a que los profesionales puedan hacer de cualquier espacio una “oficina” improvisada. Ejemplo de ello son los resultados obtenidos por Dynamic Marteks Limited (2012) referentes a los lugares más comunes para trabajar cuando se hace uso de dispositivos electrónicos: en un sofá o una silla cómoda (29%), en un hotel (21%), en cafeterías (17%), en la cama o en el suelo (17%) y en la mesa de una sala de reuniones (16%).
No obstante, según un estudio realizado por MALT (2019), en España el 77% de los freelances trabajan desde casa, frente al 11% que trabaja desde espacios de coworking y al 7% que trabaja en oficinas del cliente. Expuesto el escenario, desgraciadamente, queda añadir una habitual falta de medidas preventivas para disminuir los riesgos que se derivan de un espacio de trabajo inadecuado y una mala gestión del tiempo a pesar de las consecuencias negativas que todo ello puede tener sobre la salud.
La cultura del freelance o autónomo digital
Desde un punto de vista preventivo, resulta interesante conocer cuáles son las diversas notas que caracterizan su forma de afrontar y organizar su actividad laboral.
Muchos estudios exponen que los profesionales independientes valoran más positivamente la forma en la que realizan su trabajo, la flexibilidad en los horarios y el lugar de trabajo que, por ejemplo, los ingresos que obtienen del mismo.
En palabras de Scipion, uno de los referentes en marketing digital y negocios online de nuestro país, en su libro “la revolución knowmada” hace alusión a profesionales que se reinventan, huyen de los viejos modelos, de las oficinas, de las reuniones improductivas y de los lunes amargos.
Pero, como resulta evidente, para ser freelance digital se deben poseer una serie de cualidades, como una estricta disciplina de trabajo y un fuerte sentido de responsabilidad, seriedad y compromiso como condición para tener éxito en lo profesional y, sobre todo, una buena organización del tiempo de trabajo.
Es sabido que la autogestión del trabajo es un elemento complejo. El exceso de entrega y dedicación profesional puede llevar a la toma masiva de proyectos o encargos. También influye, en ocasiones, la necesidad de generar ahorros o la condición de inseguridad negocio. Asumir el riesgo de un negocio implica que, en épocas de crisis, se tienda a equilibrar la balanza económica mediante la sobrecarga de tareas o encargos. Además, se producen dificultades para manejar los tiempos, sobre todo en lo que se refiere a la gestión del tiempo de trabajo y a la conciliación de la vida familiar y personal.
Para el autónomo que no tiene un horario establecido y rígido de trabajo, no existe la línea entre días-horas de trabajo y días-horas de descanso. Cualquier día de la semana puede ser oportuno tanto para trabajar como para descansar, al igual que el horario nocturno.
Todo ello, nos lleva a la presunción de que la gestión y organización del tiempo en estos profesionales es, muchas veces, deficiente.
Riesgos derivados de una inadecuada autogestión del tiempo
Hablábamos de qué entendemos por una adecuada gestión del tiempo en un post anterior publicado en nuestro blog.
A diferencia de ello, una inadecuada o deficiente gestión del tiempo a menudo puede ser identificada por una serie de síntomas como son: alargar jornadas, trabajar en días festivos y fines de semana, trabajar a un ritmo elevado con frecuencia, posponer tareas, manifestar desmotivación, frustración, estrés, insatisfacción y otros problemas de salud.
En relación a ello, las condiciones más comunes en la gestión del tiempo de trabajo son aquellas que comúnmente se clasifican dentro de los llamados factores ergonómicos y psicosociales, al incluir aquellos que están determinados por las exigencias físicas y mentales de la tarea, así como de la organización.
A continuación, se presenta un listado de los principales riesgos y consecuencias para la salud derivados de una ineficaz administración del tiempo en el trabajo del autónomo digital:
- Estrés.
Derivado de los horarios atípicos de trabajo, la tendencia a trabajar en exceso y el trabajo nocturno junto a las relaciones con los clientes y la creciente demanda de celeridad y de respuesta inmediata ante un entorno interconectado.
Estos estresores pueden manifestar síntomas físicos de estrés como trastornos musculoesqueléticos, cardiovasculares, gastrointestinales y endocrinos, entre otros; y síntomas conductuales de estrés, como insomnio, mal humor, insatisfacción, ansiedad y depresión.
- Fatiga mental e informativa.
Derivadas de un exceso de horas de trabajo demandadas, esfuerzos de atención, una cantidad y/o la complejidad de las tareas o de la información; en función de los recursos disponibles, los cuales dependen tanto de factores individuales como contextuales por lo que pueden variar en función del momento del día y el lugar de trabajo.
La fatiga mental e informativa puede causar mayor frecuencia de errores, disminución del desempeño y la concentración, etc. La falta de descanso y el no poner las soluciones oportunas ante la aparición de sus síntomas, a largo plazo, puede derivar en el síndrome de la fatiga crónica, caracterizada por afectar gravemente a la salud e incluso al desarrollo de actividades del día a día.
- Fatiga física, sedentarismo y fatiga visual.
Derivados del mantenimiento prologando de posturas estáticas, incorrectas, movimientos repetitivos, la exposición a reflejos y a una iluminación deficiente por el uso de PVDs y dispositivos digitales.
Las manifestaciones en la salud van desde trastornos musculoesqueléticos, como lumbalgia, cervicalgias y tendinitis, hasta problemas de sobrepeso, del corazón y diabetes. En cuanto a la fatiga visual, los síntomas suelen ser la sequedad lagrimal, escozor ocular, pesadez en el parpadeo, visión borrosa y dolor de cabeza.
- Omnipresencia laboral y aislamiento.
Como consecuencia de la posibilidad de manejar su tiempo en base a satisfacer sus prioridades profesionales hasta el punto de llegar a sacrificar horas de sueño, descansos, vacaciones y la vida personal. También por elegir trabajar en lugares que son considerados como de descanso y durante periodos de ocio.
Se habla de una tendencia a la inmersión profesional que puede desencadenar la imposibilidad para desconectar del trabajo en el tiempo libre y la presencia de problemas de salud como insomnio, cansancio crónico, depresión, etc.
- Doble presencia o conflicto trabajo-familia.
Paralelo a lo anterior, el riesgo de doble presencia se refiere a la doble carga que surge de la necesidad de compatibilizar trabajo y familia. Se está en situación de riesgo cuando el trabajador tiene que responder a las demandas del trabajo profesional y a las demandas del trabajo doméstico o familiar de manera simultánea e incompatible. Una inadecuada organización espacio temporal a menudo se traduce en dificultades de adaptación entre la vida laboral y la vida familiar y social. Por lo tanto, el riesgo de doble presencia se sitúa como una de las afectaciones más importantes para la salud y el bienestar de las personas que trabajan bajo la modalidad autónoma e, incluso, para la de su familia o pareja al extenderse el problema hasta ellos.
Medidas preventivas de riesgos derivados de una inadecuada gestión del tiempo de trabajo
- Determinar objetivos coherentes y medibles.
- Planificar el tiempo de una manera eficiente en base a la consecución de dichos objetivos.
- Asignar a cada tarea el tiempo que le corresponde.
- Dejar un tiempo para imprevistos.
- Establecer una jerarquía de prioridades entre las distintas tareas.
- Identificar los ladrones del tiempo con el fin de combatirlos.
- Conocer las capacidades individuales relativas a la autogestión del tiempo.
Establecer y respetar un horario de trabajo y garantizar el disfrute del tiempo de ocio y descanso físico y mental:
- Cerrar cualquier canal de comunicación fuera del horario de trabajo.
- Hacer uso de la desconexión digital, limitando el uso de las tecnologías, en los tiempos de descanso.
- Establecer pausas durante la jornada laboral y programar los días de descanso semanal, así como periodos de vacaciones.
Controlar la cantidad de trabajo previsible y el inesperado:
- Delegar las tareas o proyectos que podrían provocar una sobrecarga de trabajo.
- Externalizar las actividades que están fuera del ámbito profesional, en la medida de lo posible.
- Evitar la multitarea en vistas a favorecer la organización, la concentración y reducir distracciones y riesgos como el estrés y la fatiga.
Recibir formación y capacitación en gestión del tiempo:
- Entrenar la capacidad de resiliencia para adaptarse a los cambios y tener herramientas para soportar situaciones adversas.
- Fomentar e implementar el uso de herramientas y nuevas tecnologías para la gestión del tiempo como, por ejemplo: gestores de tareas (Trello), medidos de uso y rentabilidad del tiempo (Toggl), calendarios (Google Calendar), bloqueadores de páginas web y notificaciones (StayFocusd), entre otros.
Evitar la multiplicidad de localizaciones:
- Se recomienda tener establecido un lugar de trabajo. Se debe adecuar el lugar de trabajo elegido a las buenas prácticas de diseño ergonómico aplicables, en especial, las relativas a los usuarios de PVD y TICs.
- Establecer un espacio dedicado a la actividad laboral, separado de la vida familiar como, por ejemplo, una habitación dentro del hogar empleada exclusivamente como lugar de trabajo.
- Estudiar la posibilidad de modelos mixtos de organización del trabajo en los que se combina trabajo desde casa y trabajo en oficina o espacios de trabajo compartido para fomentar las relaciones sociales, el apoyo social y evitar sensaciones de aislamiento.
En definitiva, vemos que la gestión del tiempo es una competencia indispensable en la organización del trabajo y, consecuentemente, un importante predictor de bienestar y salud.
Si bien, estamos ante un reto para el campo de la Prevención de Riesgos Laborales, no solo por las nuevas formas de trabajo y sus riesgos emergentes sino también por cuestiones como por ejemplo: existen grandes vacíos legales sobre el trabajo desarrollado en entornos privados y lugares de trabajo “ocasionales”; a ello se le suman las nuevas singularidades de las relaciones de trabajo en remoto y a través de plataformas digitales; y, en lo que respecta al trabajo autónomo, tras más de dos décadas desde la consolidación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, aún a día de hoy, el colectivo de profesionales independientes que no tienen trabajadores a cargo no está incluido en su ámbito de aplicación.
Por ello, además de identificar riesgos y proponer medidas para eliminar o reducir los mismos, resulta imprescindible la difusión de esta problemática, de forma que un colectivo donde prima la libertad y la flexibilidad, como es el de los profesionales autónomos, se consiga crear alcance y cultura preventiva.
Fuentes y enlaces de interés:
Acosta, J. (2008). Gestión eficaz del tiempo y control del estrés. ESIC.
AEA. Tipos de trabajadores autónomos.
CCOO (2012). Guía sindical: mujeres, trabajo y salud. ISTAS.
CEOE (2019). Ramón Pérez Merlos, Carlos de la Torre, Luis Pérez y Javier Martin. Guía práctica. Smart Working y Prevención de Riesgos Laborales: retos legales y de gestión en la empresa.
Dynamic Markets Limited (2012). La ergonomía de un espacio de trabajo cambiante en España.
MALT (2019). La situación de los freelance en España.
Scipion, F. (2016). Revolución Knowmada.
INSST. NTP 1122 y NTP 1123.
Autora:
Irene Gómez Pavón – Técnico Superior PRL en MetaContratas.