Para comenzar este artículo es imprescindible comenzar describiendo qué es la gestión emocional.
La gestión emocional se puede definir como el conjunto de procesos psicológicos que hacen que las personas podamos identificar cada una de nuestras emociones. No se trata de saber controlar completamente las emociones sino de reconocerlas y saber ajustarlas a nuestra estabilidad mental.
Por lo tanto, el componente emocional de la mente humana es uno de los más importantes para comprender precisamente esto de lo que hablamos, para saber cómo sentimos y cómo pensamos, lo que conlleva conocer cómo podemos adaptarnos a los retos que nos presenta el día a día.
En muchas ocasiones se habla de los problemas de tipo psicológico como si el origen de estos radicara en el mal funcionamiento a la hora de gestionar nuestros pensamientos, ya que todo lo que se nos pasa por la cabeza al final lo transmitimos con comportamientos y palabras.
No obstante, en el 90% de las situaciones diarias las afrontamos según el modo en el que gestionamos nuestras emociones.
Las emociones nos ayudan a la hora de tomar decisiones y a adaptarnos a la realidad que vivimos ya sea positiva o negativa, lo que nos permite adecuarnos al entorno de cada día. La manera en que cada ser humano experimenta una emoción es personal y única.
A modo de información, existen 6 emociones básicas:
Alegría Hace que repitamos conductas que nos han hecho sentir algo placentero.
Miedo Nos protegemos ante peligros físicos o psíquicos.
Ira Destruimos obstáculos para conseguir nuestros objetivos.
Sorpresa Buscamos soluciones nuevas en situaciones diferentes.
Tristeza Integramos un daño en nuestra historia personal sin llegar a hacer daño.
Aversión Rechazo hacia aquello que es perjudicial para uno mismo.
Para poder gestionar las situaciones es primordial desarrollar nuestra inteligencia emocional. Debemos aprender a gestionar nuestras habilidades psicológicas (estas hacen que expresemos de manera equilibrada nuestras emociones), entender las emociones de los demás y utilizar la información que recabamos de todo ello para así poder orientar nuestro comportamiento y pensamientos. Así, esto nos permitirá:
- Tolerar las presiones y frustraciones en el entorno personal y laboral.
- Incrementar la capacidad de trabajar en equipo.
- Tomar conciencia de todas y cada una de nuestras emociones.
- Razonar y comprender los sentimientos de los demás.
- Tener una actitud positiva y empática que permitirá mayores posibilidades de desarrollo personal y social.
- Saber modular las emociones más extremas convirtiéndolas en otras que podamos manejar mejor.
“Lo emocional existe porque nos avisa de lo que ocurre a nuestro alrededor de una manera rápida e intuitiva, sin necesidad de que nos detengamos a pensar sobre ello de manera activa y deliberada”
De esta manera, ¿para qué sirve la gestión emocional?
Orientar la propia acción a objetivos a largo plazo Si no aprendemos a gestionar nuestras emociones, en todo momento estaremos poniendo por delante los impulsos más primarios. Al saber gestionarlas, compensamos la influencia de estos impulsos primarios con fuentes de motivación relacionadas a conseguir metas a medio y largo plazo y no tan a corto.
Aprender de los errores La gestión emocional nos permite adentrarnos a los recuerdos que tratamos de evitar para no sentirnos mal, pero desde una perspectiva en base a aceptar nuestras imperfecciones, de modo que podamos aprender de lo que no hicimos totalmente correcto.
Ayuda a empatizar El saber gestionar nuestras emociones ayuda a ser más sensibles con los estados emocionales que el resto de las personas nos muestran y, a su vez, aprender a integrar estos estados emocionales en nuestra forma de pensar y actuar. De esta manera, podemos acercar posturas incluso con personas con las que no tenemos nada en común.
Ayuda a centrarnos La gestión emocional siempre va a influir en la capacidad que vamos a tener para centrarnos en las tareas verdaderamente primordiales, sin prestar tanta atención a las distracciones.
Evita enfrentamientos innecesarios Si poseemos una mentalidad positiva y constructiva podemos acercarnos a los diversos puntos de opinión de otras personas poniéndonos en el lugar del otro. Así, podemos evitar conflictos innecesarios.
Expresamos cómo nos sentimos Si somos capaces de identificar las emociones que nos invaden, existen muchas probabilidades de que también seamos capaces de transmitirlas en actitudes y palabras con el resto de personas.
Con ello podemos conseguir relaciones personales, sociales y laborales mucho más exitosas que, por ende, evita la aparición de conflictos.
Fuentes consultadas:
https://www.psicoglobal.com/desarrollo-personal/gestion-emocional
https://psicologiaymente.com/psicologia/gestion-emocional-dominar-emociones
https://www.avancepsicologos.com/gestion-emocional/
https://www.uab.cat/web/conoce-la-uab/itinerarios/campus-sis/gestion-de-las-emociones-1345668503075.html
Autora:
Eva Ojeda Luque – Técnico Superior PRL de MetaContratas