Si lo aplicamos a la prevención de riesgos laborales…
Construir hábitos seguros en el trabajo.
- Identifica el hábito: ¿Qué acción específica quieres que se convierta en un hábito? Por ejemplo, usar siempre el equipo de protección individual (EPI/ EPP) o realizar pausas activas cada hora.
- Hazlo obvio: Coloca el EPI en un lugar visible, crea recordatorios visuales en las áreas de trabajo o utiliza señales auditivas para indicar las pausas.
- Hazlo atractivo: Convierte la seguridad en algo deseable. Reconocer públicamente las buenas prácticas, ofrecer incentivos o simplemente celebrar los logros puede hacer que la prevención sea más atractiva y, sobre todo, compartida.
- Hazlo fácil: Simplifica las tareas. Instala taquillas cercanas donde poder tener a mano EPIS o revisa si los equipos son los más adecuados para cada persona o trabajo.
- Hazlo satisfactorio: Celebra los pequeños triunfos. Un simple «¡Buen trabajo!» puede ser suficiente para reforzar un comportamiento positivo.
Sistemas para generar hábitos seguros en el trabajo.
- El entorno moldea el comportamiento: Diseña un entorno de trabajo seguro. Elimina los peligros, organiza el espacio de trabajo y asegúrate de que la iluminación, señalización, etc. sea adecuada.
- La identidad guía el comportamiento: Fomenta una cultura de la prevención. Directivos, encargados y mandos intermedios deben siempre ser ejemplo y liderar el cambio hacia comportamientos seguros. Los trabajadores deben sentirse seguros al reportar incidentes y participar en la identificación de peligros.
- El hábito es el problema, no la persona: En lugar de culpar a los trabajadores por los errores, enfócate en los sistemas y procesos que pueden haber fallado.
Consejos prácticos para implementar hábitos seguros.
- Comienza con algo pequeño: No trates de cambiar todo de una vez. Empieza con un hábito simple y construye a partir de ahí.
- Sé paciente: La formación de hábitos lleva tiempo. No te desanimes si no ves resultados inmediatos y evalúa tus procesos.
- Celebra los éxitos: Reconoce los logros individuales y grupales.
- Sé consistente: La estabilidad y constancia son clave. Incluso los pequeños pasos diarios pueden marcar una gran diferencia.
Como conclusión práctica, podríamos decir que al aplicar los principios de pequeños “hábitos atómicos” a la prevención de riesgos laborales, se puede llegar a transformar la seguridad como un valor compartido, dejando a un lado el verla como una obligación.
Fuentes y enlaces de interés:
Libro “Hábitos Atómicos”. 2020. Autor: James Clear.