Introducción:
Pongamos que durante toda la vida has vivido sin moverte de una misma ciudad. Esa ciudad tiene todo lo que pudieras necesitar jamás. Normalmente vas andando a todas partes o usas el transporte público para desplazarte. No necesitabas conducir y por tanto tampoco quisiste sacarte el carnet. ¿Para qué? El tráfico genera atascos constantes y tu vas más rápido andando ¿Por qué vas a necesitar sacarte el carnet siquiera?.
Un día, tu empresa decide proponerte ascender a un puesto superior para que coordines la actividad en otra delegación. La pega es que tienes que mudarte a otra ciudad que está en el otro extremo del país y además será necesario que de forma ocasional te desplaces a las oficinas principales, un par de veces o tres al año, pero pueden ser incluso más si la situación lo requiriese. Tu familia está en tu ciudad natal y es posible que tengas que sumar esas visitas adicionales.
Tu cabeza ya empieza a darle vueltas a las posibilidades. ¿Sacarse el carnet ahora sería buena idea? ¿Compro un coche? ¿Qué coche compro? ¿Y si uso transporte público? ¿Cuál de las opciones es mejor?
Entendemos que además de un bien útil, un medio de transporte es además una responsabilidad.
El mismo caso se da con los equipos de protección individual.
Un EPI requiere más que su simple adquisición, sobre todo si su utilización va a ser reiterada en el tiempo. Dependiendo además de los EPI’s que debamos adquirir lo más probable es que algunos requieran más atención que otros.
Duración de la actividad.
Uno de los factores más importantes es la duración. Si consideramos comprar o alquilar EPI’s, la duración de la actividad es tal vez el factor con más peso. Si sólo vamos a realizar esa actividad una vez, tal vez comprar los equipos no sea la mejor opción, especialmente si se trata de equipación costosa y especializada.
Normalmente esto se suele decidir en torno a si se trata de parte del proceso productivo o del servicio a proporcionar (como una parte habitual del trabajo cotidiano) o si se trata de una tarea consecuencia de la actividad (por ejemplo labores de mantenimiento que si bien fuesen necesarias para que el proceso productivo continúe siendo funcional, no fueran muy habituales, haciéndose de forma espaciada en el tiempo).
Si la actividad es reiterada en el tiempo (varias semanas o días salteados al año) y/o se prolonga durante una buena parte del año (ej: meses completos) disponer de los equipos tal vez pueda resultar buena idea, sin embargo es importante tener en cuenta que no será el único factor a tener en cuenta.
Coste y almacenaje.
La adquisición de un EPI puede resultar costosa en sí misma. En función de la complejidad o el coste material del artilugio, certificaciones y garantías de calidad por las que haya pasado el producto para garantizar su desempeño, etc… puede resultar bastante prohibitivo. Si nuestra empresa puede permitirse su adquisición, tras su uso uno de los problemas más inmediatos es el almacenaje.
Los equipos se pueden deteriorar con rapidez si están expuestos a un ambiente que resulte perjudicial. La exposición a luz solar directa, humedad excesiva, temperaturas extremas o a sustancias que puedan utilizarse o estén presentes en nuestro entorno.
Para protegerlos es necesario disponer de un lugar que sea lo suficientemente amplio y cumpla con las condiciones necesarias para el almacenaje de los equipos (Consideremos que algunos EPI’s no pueden estar simplemente puestos en una estantería). Puede que los equipos más sencillos sólo requieran un almacén a oscuras con ventilación, o un cajón en un escritorio, pero otros EPI’s más complejos necesitarán lugares adaptados para su conservación óptima, siendo necesario seguir las instrucciones detalladas por el fabricante.
Si tenemos que sustituir EPI’s en mal estado antes de tiempo, eso supondrá un aumento en el coste para la empresa. O peor, podría acabar en un accidente. Por lo tanto es necesario tener previsto un almacenaje apropiado antes de la adquisición.
Si además de requerirse su uso habitual (pudiendo amortizar el coste de la compra), podemos asumir el coste y disponemos del almacenaje adecuado, estamos cerca de contar con todo lo necesario. Sin embargo hay un último factor a tener en cuenta:
Revisión.
Si vamos a disponer de un EPI almacenado o en uso durante un periodo de tiempo largo, será necesario revisarlo regularmente para garantizar que se encuentra en buenas condiciones entre uso y uso. Cada EPI es distinto y no es lo mismo revisar unos guantes anticorte o unas gafas de protección ocular frente a salpicaduras que un carro de descenso para trabajos en altura sobre cable metálico.
En muchos casos se requerirán herramientas especializadas para poder inspeccionar este último y además es muy probable que requiera una formación especial proporcionada por el fabricante para entender cómo funciona y cómo debe realizarse el mantenimiento, lo que supondrá disponer de una formación que puede resultar costosa y además posiblemente tener que realizar formaciones de refresco adicionales para mantener la cualificación al día o en caso contrario, solicitar una revisión por personal cualificado externo de una empresa especializada para que los revise por nosotros.
Los EPI’s en muchos casos tampoco tienen una duración ilimitada y será necesario invertir tiempo en realizar un seguimiento tanto de las fechas de inspección, como de las fechas de caducidad si las tiene.
La planificación resultará esencial para garantizar que tanto las revisiones, como la documentación que acredita el estado de los EPI’s esté actualizada en el caso de que fuera requerida por la autoridad laboral o por un contratista.
Sin embargo, si se dispone de técnicos competentes y el trabajo gira en torno al uso de estos EPI’s, su adquisición puede resultar un acierto, considerando que puedan reportar menor gasto a la larga si se cumple con todos los supuestos explicados.
Conclusiones.
Como podemos comprobar, adquirir unos equipos de protección individual al igual que adquirir un vehículo es más que simplemente obtenerlo y usarlo.
Resulta especialmente importante conocer perfectamente nuestra actividad y lo que implica para planificar de forma coherente los medios que utilizaremos para desempeñarla. Esto incluye los EPI’s.
Si no disponemos de los medios, recursos o la actividad a desempeñar no sea recurrente, tal vez la mejor opción pase por alquilar esos equipos de forma provisional, puesto que todos los costes derivados del mantenimiento, almacenaje, actualización y reposición de los EPI’s caducados recaería en la empresa especializada que presta el servicio.
Recordemos también, que si por el contrario nos interesa mantener el EPI en nuestra empresa, pero no nos es rentable disponer de las capacitaciones herramientas e instalaciones necesarias para realizar el mantenimiento periódico de los mismos podemos conservar nuestros EPI’s y simplemente derivar la parte del mantenimiento a una entidad especializada.
Por último consideremos que si la actividad que requiere el uso de los EPI’s es recurrente un alquiler recurrente puede resultar más costoso. Al final es importante considerar que las gestiones de estos recursos requieren de una planificación y hay que ser coherente con el uso que se le va a dar.
¿Qué opináis del alquiler de equipos de protección? ¿Alguna vez habéis recurrido a algún alquiler?